LA IMPORTANCIA DE PUBLICAR LO QUE HACEMOS

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Dr. Remi Goulart Jr.

 

  Dr. Remi Goulart Jr.
 Especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética
 Master en Administración Estratégica ESAG, 2001
 Miembro de la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica (SBCP), 1993
 Práctica privada desde 1992 en Florianópolis, Brasil
 Cirujano Plástico Clínica Medcal, Ba. Camoriú SC, Brasil
 Cirujano Plástico Clinfemina, Florianópolis SC, Brasil
 Cirujano Plástico Hospital de la Policía Militar de Santa Catarina, Brasil
 Cirujano Plástico del Hospital San Francisco, Florianópolis, Brasil.
 Cirujano Plástico del Hospital Baia Sul, Florianópolis SC, Brasil

 

 

Como cualquier otra ciencia médica, la Cirugía Plástica, desde hace tiempo, está creciendo y expandiéndose por todo el planeta.

En sus inicios, los profesionales pioneros de esta especialidad, desarrollaban sus ideas y técnicas de forma individual, basándose en su genialidad y en su necesidad de dar nuevas soluciones a problemas específicos. Fue gracias a los congresos donde el intercambio de ideas y la amistad entre colegas, se desarrollaron con mayor dinamismo. Con el tiempo y por necesidad, las revistas científicas de la especialidad se transformaron en una referencia para todos estos profesionales, llevándoles información e ideas casi en tiempo real, a todos los lugares del planeta. En este contexto, Cirugía Plástica Iberolatinoamericana, tiene la fuerza y la unión de los dos idiomas de FILACP, el español y el portugués. Tal vez, durante años, no nos hemos dado cuenta de este valor científico, tanto en lo personal como en lo colectivo. Los dos idiomas y las naciones correspondientes, reúnen hoy una parcela muy importante de la Cirugía Plástica, tanto Estética como Reconstructiva, a nivel mundial. La creatividad y la flexibilidad técnica alcanzadas en estos dos idiomas, son una parte muy importante de nuestra especialidad, que además ya se han incorporado en sus genes.

Aunque a todos los que formamos parte de FILACP nos une nuestra genialidad y un pasado común de civilizaciones y de poder, que acercaron en tiempos remotos los dos lados del Atlántico, tal vez no hemos conseguido lograr una verdadera unión basada en el bien común de nuestra especialidad. Más bien, lo que hemos vivido durante muchos años ha sido el desarrollo individual y personalizado de unos pocos cirujanos de talento, que con gran esfuerzo y espíritu científico, llevaron sus ideas más allá de sus fronteras geográficas y de lenguaje. De una forma general hemos estado siempre mirando hacia los grandes centros culturales hegemónicos, hipnotizados por su glamour, y permitiendo que nuestro propia sentimiento colectivo de infravaloración nos atrapara en un ciclo negativo, de menor valía, en relación a nuestra contribución técnica como colectivo. Para empeorar la situación, en ocasiones, una especie de personalismo egocéntrico generalizado, ha llegado a crear una verdadera muralla a través de la cual solamente unos pocos visionarios pudieron verdaderamente desarrollar su trabajo en un nivel de comparación mundial. Todo esto nos ha llevado a través de años de oscuridad científica y de hegemonía de otras lenguas y otras culturas.

Pero ¿lo que está pasando ahora es diferente? ¿Por qué en los últimos años estos centros hegemónicos mundiales miran hacia nosotros buscando y prestigiando nuestras soluciones técnicas y nuestro desarrollo científico? ¿Por qué en los últimos años la comunidad Iberolatinoamericana, los países de lengua portuguesa y española, se han transformado en centros de excelencia en Cirugía Plástica? ¿Fue solamente porque generamos grandes nombres en la Cirugía Plástica mundial? De ser así, esto explicaría tan solo una pequeña parte de esas preguntas.

Es evidente que estos cirujanos importantes y de renombre, salidos de países de lengua portuguesa y española, son verdaderos embajadores de nuestra capacidad técnica y científica y han desarrollado un papel fundamental en todos estos años de clausura de nuestra comunidad. Pero esto no explica del todo el intercambio creciente y positivo entre cirujanos de otras lenguas con nosotros, los iberolatinoamericanos. Lo que hoy vemos es un enorme intercambio colectivo que hace que muchos de nuestros colegas latinos trabajen con éxito en países anglosajones o que ocupen cargos directivos en revistas científicas y en organizaciones internacionales relevantes de la Cirugía Plástica mundial.

¿Cuál es pues la respuesta a todo esto y por qué ahora es diferente de cómo lo fue en el pasado? Una parte importante, siempre agradeciendo a los grandes cirujanos iberolatinoamericanos que nos precedieron, es el cambio que se está produciendo en nuestro inconsciente colectivo. Estamos transcendiendo de una visión de menor valía y autodevaluación de lo que hacemos, hacia una visión positiva y de valoración de nuestra importancia personal y colectiva en el campo técnico y científico de la especialidad. De la misma forma, estamos aprendiendo la importancia del colectivo por encima del individualismo personalista. Estamos migrando del culto a la personalidad hacia una visión de poder colectivo, de que juntos podemos intercambiar información, investigar, crear y mejorar técnicas, publicar artículos; hacia creer en lo que hacemos y en lo que nuestras lenguas comunes, como vehículo de difusión, nos proporcionan.

Pero todo esto aún no es suficiente para explicar nuestra ascensión en los últimos años a este nivel de prestigio científico más dinámico. El factor que ha actuado como locomotora del éxito y del prestigio científico de los cirujanos plásticos iberolatinoamericanos en los últimos tiempos ha sido la publicación de nuestro trabajo. Con los modernos medios digitales y la facilidad de envío de los artículos científicos, así como con nuestra propia valoración personal, estamos publicando más y leyendo más lo que pubicamos. Ahora estamos aprendiendo a valorar nuestras ideas, a creer en nuestra creatividad y principalmente, a tener la humildad de poner a prueba estas ideas publicándolas. Con la fuerza y unión de nuestros dos idiomas, lo que publicamos ha pasado a ser también fuente de consulta y de intercambio científico; hemos comenzado a creer en nuestra historia de producción científica con autoestima y confianza.

Sin embargo, aun hay mucho por hacer. Es fundamental que la cultura de valorar las ideas individuales y de grupo se consolide en todos los países iberolatinoamericanos. Todos tenemos algo con lo que contribuir y todos somos iguales en talento, creatividad y valor personal. Para que esto sea una realidad en nuestra especialidad, al igual que como médicos todos tenemos la obligación de leer ciencia, también todos debemos tener en nuestra rutina el hábito de publicar nuestras ideas y creaciones; y de la misma forma, tenemos la obligación de incentivar a las nuevas generaciones a leer y a escribir cada vez más artículos, a tener un sentimiento de valor personal pero a la vez de humildad para exponer nuestras ideas y para aceptar la crítica de nuestros colegas; olvidándonos de nuestro ego.

En este sentido, son fundamentales las revistas científicas. En especial, las revistas que tienen una visión moderna y abierta de las necesidades de los nuevos autores.
Una revista debe seguir los criterios internacionales que le darán la credibilidad vital para ser debidamente valorada y aceptada. Pero también existen otros aspectos de respeto profesional, de flexibilidad y entendimiento del contexto del autor, que deben ser tenidos en cuenta por la Dirección de esas revistas. Como nos enseña el gran físico Thomas Khun: es a través del relativismo como se alcanzan y consolidan la mayoría de los descubrimientos científicos.

Para que una revista científica cumpla verdaderamente su papel de incentivo y estimule a la publicación, hay tres cuestiones que merecen reflexión:

1. En el primer artículo que se publicó en este Rincón para leer, escrito por la Dra. Mª del Mar Vaquero ( "Qué se debe publicar en Medicina", 12 de septiembre del 2013), se trata una idea de la máxima importancia: ¿quién tiene capacidad o autoridad para juzgar y privar de publicación el trabajo de un autor?. Esta es la esencia del tema. A partir de ella se puede seguir un camino correcto y justo, o no.
Las revistas deben ofrecer el claro compromiso de permitir oportunidades para todos, entendiendo que cualquier artículo refleja una experiencia individual única y valiosa. Se trata de una visión de la máxima importancia, pues además de ser absolutamente ética a la vez que justa, al reconocer el valor intrínseco de la experiencia individual de cada autor que envía su trabajo a publicación.
Cuando se reconoce el valor de cada experiencia individual, se está sumando ésta a la experiencia colectiva, pues la construcción del conocimiento se hará a partir de múltiples contribuciones, incluso de aquellas que con el tiempo quedaron sin valor, pues en su momento habrán servido como brújula, ayudando a que los que vienen después, puedan escoger un camino mejor.
Por modesta que sea esa contribución individual, siempre tendrá al menos ese valor intrínseco que la acompaña, esa energía especial que se originó del esfuerzo de alguien por querer contribuir.

2. ¿Por qué nosotros mismos no valoramos esa experiencia individual que podemos ofrecer a los demás? Esto es parte de un sentimiento colectivo de menor valía que nos lleva a pensar que lo nuestro no puede interesar a los demás, ya que tenemos la creencia de que otros siempre los hacen mejor. Sin embargo, el tema es que muchas veces, aquellos que tienen mayor volumen de publicación y destacan, son precisamente aquellos que supieron valorar sus experiencias iniciales y no tuvieron miedo de arriesgarse al comunicarlas a los demás. Al incentivar a la publicación, se ayuda también por tanto al abandono de las creencias negativas de devaluación personal y a la afirmación del poder y de la capacidad personales de cada uno de nosotros, al nacimiento interior de la autoconfianza. La creatividad interior se podrá manifestar mejor y se transformará en un resultado práctico, aunque este resultado no sea relevante, pero se sumará a la masa crítica de conocimientos que, quizás algún día, resulten en un tema de especial relevancia para la ciencia.

3. Finalmente, recordar, a través de lo que el Dr. Goldenberg escribe en uno de los últimos editoriales en la Revista Brasileña de Cirugía Plástica, gracias a que profesionales muy respetados y conocidos desde la perspectiva científica, que actúan en ciudades pequeñas, han publicado su trabajo, también se han consolidado y diseminado conocimientos importantes para instituciones de nivel mundial.

La Cirugía Plástica Iberolatinoamericana tiene todas las herramientas para alcanzar su lugar de derecho en la comunidad científica mundial. Cuenta con cirujanos pioneros que, gracias a sus trabajos, han establecido las bases de futuras generaciones de cirujanos comprometidos con la calidad y el espíritu científico; con organizaciones bien establecidas que les dan suporte científico y de integración; con una revista científica, Cirugía Plástica Iberolatinoamericana, que integra las dos lenguas que les son comunes y que actúa con ética, pero a la vez con incentivo permanente hacia los autores que se inician en la publicación científica de la especialidad, que si bien ya tenían calidad y creatividad intrínsecas en su genética, ahora están saliendo de un cierto estado mental de infravaloración de su trabajo, para dejarse llevar por una actitud de autoestima colectiva que está dando sus frutos en la mayor producción científica de todas las épocas.

¡Solo tenemos que poner manos a la obra!

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